El diario ABC titulaba en la portada del jueves que "Un milagro evita que ETA asesine a 41 niños en Burgos". Y viendo el estado en el que quedó la casa cuartel de la Guardia Civil tras el intento de masacre perpetrado por la banda terrorista con una furgoneta bomba cargada con 200 kilos de explosivos, uno diría que sí, que efectivamente fue un milagro, sobre todo si tenemos en cuenta que en el momento en que se produjo el atentado, las cuatro de la madrugada, había 117 personas durmiendo en el edificio, y que no hubo ninguna víctima mortal. Trágicamente, ese milagro no se repitió ayer jueves, 30 de julio, en Palmanova (Calviá, Mallorca), cuando una bomba lapa colocada por ETA en un coche patrulla mató a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá. Seguramente, todos nos hemos preguntado en alguna ocasión qué deben de sentir los terroristas en los momentos previos y posteriores a un atentado o cuando hacen un seguimiento de la persona o personas que asesinarán o intentarán asesinar muy poco tiempo después, con un tiro en la nuca, por la espalda o con un coche bomba. ¿Algún terrorista es capaz de entender que toda vida humana debería de ser siempre sagrada? ¿Los terroristas son incapaces de sentir un mínimo de piedad, de compasión, de humanidad? Sí, sin duda son incapaces. porque si no, no habrían intentado una masacre el miércoles y no habrían asesinado a dos guardia civiles. Hace dos días hubo un milagro, pero ayer, trágicamente, no, y vencieron de nuevo la muerte y el terror.
Sólo me queda recordar que, como estado democrático que somos, nosotros, las personas de Bien, no tenemos necesidad de negociar. Y que los malos nunca, nunca, nunca podrán acabar con la marca "isla de la calma", mal que les pese, como muchas otras cosas. Lo siento chavalucos, esto es lo que hay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario